tiempo estimado de lectura : 2
21 Dec
21Dec

Como Adventistas nos hemos olvidado como guardar el Sábado.  

Muchos antes de entrar en la iglesia pasan por un kiosco a comprar un refresco para tomar adentro.  Otros al salir de la iglesia se van a una parrilla a comer un asado.  Algunos festejan en horas del Sábado cumpleaños en bares. Quitando a Cristo del medio y convirtiéndolo en un día del YO.  Otros miran fútbol, llevan a sus hijos al parque a los juegos. Hablan de deportes, cocina, moda y política.

También están aquellos que nunca llegan a horario.  Llegan sistemáticamente tarde para adorar a nuestro Dios.  No ven el pecado grave que están cometiendo.   Creen suficiente con asistir tan solo los últimos 20 minutos y que con eso Dios se tendrá que conformar.  No saben lo hermoso que es llegar temprano y cantarle alabanzas con todo el cielo a nuestro amante Salvador.

Pero el Sábado no es para esas cosas.  El Sábado no es un día mas donde el horario no importa.

El sábado es una señal o prenda dada por Dios al hombre: una señal de la relación que existe entre el Creador y sus seres creados.

Hay dos tipos de personas en el mundo, aquellos cuyos corazones pertenecen al Creador, y aquellos cuyo corazones pertenecen a los ángeles caído.

Todos hemos pecado, pero como reaccionamos ante el pecado depende donde esta puesta nuestra lealtad.

El chancho y el corderito se pueden caer en el barro.  Pero como reaccionan ante la caída sera distinta para cada uno.  El chancho seguirá revolcándose disfrutando cada momento en el barro. El corderito busca salir rápidamente e ir hacia su pastor para que este lo limpie.

Ambos se mancharon con el barro.  Pero cada uno mostró ser totalmente distinto.  

Así debemos ser nosotros.  Si amamos a Dios como nuestro Creador y a Cristo como nuestro Salvador reaccionaremos de una manera distinta a los demás.  Si caemos en pecado buscaremos rápidamente ir a Dios y pedir que nos limpie con la sangre de nuestro Salvador.  No soportaremos estar sucios ante Su presencia.

Pero si como el chancho nos quedamos disfrutando cada momento, abrazando el pecado, nos alejamos de Dios y de Su misericordia.

Recuerden siempre que Dios no puede limpiarnos de aquello que no queremos que nos limpie.  

El Sábado ha sido pisoteado por el mundo.  Mientras nosotros debemos ser quienes lo eleva y muestra al mundo lo precioso y especial que es, lo pisoteamos y actuamos en el como cualquier otro día.

Los adventistas del séptimo día son observados—Hay personas que están observando a este pueblo para ver cuál es la influencia que la verdad ejerce sobre sus miembros. “Los hijos de este mundo son más sagaces en su generación que los hijos de la luz”. Cuando se colocan delante de ellos las exigencias del cuarto mandamiento, vigilan para ver cómo lo observan los que dicen que lo obedecen.  Estudian la vida y el carácter de sus defensores para descubrir si están en armonía con su profesión de fe; y debido a las opiniones que así se forman, muchos son influidos mayormente o para la aceptación o para el rechazo de la verdad. Si este pueblo conformara su vida con la norma de la Biblia, sería  por cierto una luz en el mundo, una ciudad asentada sobre un monte.—Manuscrito 3, 1885.

Que vean en nosotros que verdaderamente amamos al Dios Creador del Universo.  No los falsos dioses de este mundo.

Dios los bendiga!

Sergio Salido

ESTE SITIO FUE CONSTRUIDO USANDO