tiempo estimado de lectura : 8
13 May
13May

 Review and Herald 1 de Enero 1851 se encuentra un articulo sobre Romanos escrito por J.N. Andrews.  Me pareció una forma clara de explicar y entender el verdadero significado de Romanos en cuanto a la ley y la gracia. 

Pablo nos dice que “la ley es nuestro tutor que nos lleva a Cristo.”

Gálatas 3:24

24 De manera que la ley ha sido nuestro tutor, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuéramos justificados por la fe.

En Romanos 7 nos muestra la experiencia de Pablo en esta escuela.   

Romanos 7:8-11

8 Pero el pecado se aprovechó del mandamiento y despertó en mí toda clase de codicia, porque sin la ley el pecado está muerto.  

9 En un tiempo, yo vivía sin la ley, pero cuando vino el mandamiento, el pecado cobró vida y yo morí.  

10 Entonces me di cuenta de que el mismo mandamiento que debía darme vida, me llevó a la muerte,  

11 porque el pecado se aprovechó del mandamiento y me engañó, y por medio de él me mató.

Aquí muestra los esfuerzos de Pablo para vivir cumpliendo la ley, y también sus fracasos tratando de guardar los preceptos y satisfacer la demanda de la ley.   

Romanos 7:12

12 Podemos decir, entonces, que la ley es santa, y que el mandamiento es santo, justo y bueno.

Reconoce la santidad, justa y buena que es la ley.

Romanos 7:13

13 Pero entonces, ¿lo que es bueno, se convirtió en muerte para mí? ¡De ninguna manera! Más bien el pecado, para demostrar que es pecado, produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que por medio del mandamiento llegara a ser extremadamente pecaminoso.

Pero por medio de su inhabilidad de cumplir la ley, el pecado produjo la muerte en el.

Romanos 7:14-25

14 Sabemos que la ley es espiritual. Pero yo soy un simple ser carnal, que ha sido vendido como esclavo al pecado.  

15 No entiendo qué me pasa, pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco.  

16 Y si hago lo que no quiero hacer, compruebo entonces que la ley es buena.  

17 De modo que no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que habita en mí.  

18 Yo sé que en mí, esto es, en mi naturaleza humana, no habita el bien; porque el desear el bien está en mí, pero no el hacerlo.  

19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero.  

20 Y si hago lo que no quiero, ya no soy yo quien lo hace, sino el pecado que habita en mí.

21 Entonces, aunque quiero hacer el bien, descubro esta ley: que el mal está en mí.  

22 Porque, según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios;  

23 pero encuentro que hay otra ley en mis miembros, la cual se rebela contra la ley de mi mente y me tiene cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.  

24 ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?  

25 Doy gracias a Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo. Así que yo mismo, con la mente, sirvo a la ley de Dios, pero con la naturaleza humana sirvo a la ley del pecado.

El desea aquello que es bueno y se deleita en la ley de Dios, pero no encuentra como lograr aquello que es bueno.

El tutor expone delante de el los requisitos justos de la ley de Dios y con una severidad implacable, como no es capaz de cumplirla, lo lleva a exclamar, “¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?”  Ahora esta convencido que no puede ser justificado por las obras de la ley, y en su desesperación, va hacia Jesucristo.    

El capitulo siguiente de Romanos nos muestra como es liberado de la “mente carnal” por el Espíritu  de vida de Cristo Jesús, y habiendo obtenido el poder para obedecer, como también el perdón por los pecados pasados.

Romanos 8:1-4

AHORA pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme á la carne, mas conforme al espíritu.

2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.

3 Porque lo que era imposible á la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios enviando á su Hijo en semejanza de carne de pecado, y á causa del pecado, condenó al pecado en la carne;

4 Para que la justicia de la ley fuese cumplida en nosotros, que no andamos conforme á la carne, mas conforme al espíritu.

Pablo exclama: “Por tanto, no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, Porque lo que era imposible á la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios enviando á su Hijo en semejanza de carne de pecado, y á causa del pecado, condenó al pecado en la carne; Para que la justicia de la ley fuese cumplida en nosotros

La ley nos muestra nuestros pecados y nos lleva a ver que nos es imposible cumplirla por razón de nuestra naturaleza pecaminosa.  La ley nos muestra nuestras obligaciones pero nos deja sin poder cumplirla. Pero Pablo después nos muestra la fuente de nuestra fortaleza para poder cumplir los requisitos de la ley de Dios.  La gracia de Dios y la fe en Jesús.  Ahora dejamos de vivir conforme a la carne y empezamos a vivir conforme al Espíritu.   

Como vencemos por fe en Cristo?  Que significa tener fe en Cristo?  Esto es un concepto malentendido por muchos.  Tratándose de un tema tan esencial para nuestra salvación no creen que merece un poquito de nuestro tiempo para estar seguros de entender bien este concepto? Y si ya lo entienden solo verán aquí quizás una nueva perspectiva que antes no había visto. De cualquier forma creo beneficioso estudiar un poco mas el tema. Y quieren el estudio completo pueden encontrar los links al final del articulo.

E.J. Waggoner en el diario “The Signs of the Times” 25 de Marzo de 1889

“Mas el justo vivirá por la fe.” Romanos 1:17

Esa declaración es el resumen de lo que el apóstol desea explicar acerca del evangelio. El evangelio es poder de Dios para salvación, pero solamente "a todo aquel que cree"; en el evangelio se revela la justicia de Dios. La justicia de Dios es la perfecta ley de Dios, que no es otra cosa que la transcripción de su propia recta voluntad. Toda injusticia es pecado, o transgresión de la ley. El evangelio es el remedio de Dios para el pecado; su obra, por consiguiente, debe consistir en poner a los hombres en armonía con la ley –esto es, que se manifiesten en sus vidas las obras de la ley justa–. Pero esa es enteramente una obra de la fe –la justicia de Dios se descubre "de fe en fe"–, fe al principio y fe al final, como está escrito: "el justo vivirá por la fe".

Todas las promesas de la felicidad definitiva son hechas a los vencedores. "Al que venciere", dice Jesús, "le daré que se siente conmigo en mi trono; así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono" (Apoc. 3:21). "El que venciere poseerá todas las cosas", dice el Señor (Apoc. 21:7). Un vencedor es alguien que gana victorias. La herencia no es la victoria, sino la recompensa por la victoria. La victoria es ahora. Las victorias a ganar son la victoria sobre la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos y la soberbia de la vida, victorias sobre el yo y las indulgencias egoístas. Aquel que lucha y ve huir al enemigo, puede gozarse; nadie puede quitarle ese gozo que se produce al ver cómo claudica el enemigo. Algunos sienten pánico ante la idea de tener que mantener una continua lucha contra el yo y los deseos mundanos. Eso es así, solo porque desconocen totalmente el gozo de la victoria; no han experimentado mas que derrota. Pero el constante batallar no es algo penoso, cuando hay victoria continua. Aquel que cuenta sus batallas por victorias, desea encontrarse nuevamente en el campo de combate. Los soldados de Alejandro, que bajo su mando no conocieron jamás la derrota, estaban siempre impacientes por una nueva batalla. Cada victoria, que dependía únicamente de su ánimo, aumentaba su fortaleza y hacía disminuir en correspondencia la de sus vencidos enemigos. Ahora, ¿cómo podemos ganar victorias continuas en nuestra contienda espiritual? Escuchemos al discípulo amado: Porque todo aquello que es nacido de Dios vence al mundo: y esta es la victoria que vence al mundo, nuestra fe" (1 Juan 5:4).

Leamos nuevamente las palabras de Pablo:

"Con Cristo estoy juntamente crucificado, y vivo, no ya yo, más vive Cristo en mí: y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó, y se entregó a sí mismo por mí" (Gál. 2:20).

Aquí tenemos el secreto de la fuerza. Es Cristo, el Hijo de Dios, a quien fue dada toda potestad en el cielo y en la tierra, el que realiza la obra. Si es él quien vive en el corazón y hace la obra, ¿es jactancia decir que es posible ganar victorias continuamente? De acuerdo, eso es gloriarse, pero es gloriarse en el Señor, lo que es perfectamente lícito. Dijo el salmista: "En Jehová se gloriará mi alma". Y Pablo dijo: "Mas lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo" (Gál. 6:14).

Pues bien, nuestro capitán es Jehová de los ejércitos. Se ha enfrentado al principal enemigo, y estando en las peores condiciones, lo ha vencido. Quienes lo siguen, marchan invariablemente venciendo para vencer. Oh, si aquellos que profesan seguirle quisieran poner su confianza en él, y entonces, por las repetidas victorias que obtendrían, rendirían la alabanza a Aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.

Juan dijo que el que es nacido de Dios vence al mundo, mediante la fe. La fe se aferra al brazo de Dios, y la poderosa fuerza de éste cumple la obra. ¿De qué manera puede obrar el poder de Dios en el hombre, realizando aquello que jamás podría hacer por sí mismo?, nadie lo puede explicar. Sería lo mismo que explicar de qué modo puede Dios dar vida a los muertos. Dice Jesús: "El viento de donde quiere sopla, y oyes su sonido; mas ni sabes de donde viene, ni a donde vaya: así es todo aquel que es nacido del Espíritu" (Juan 3:8). Cómo obra el Espíritu en el hombre, para subyugar sus pasiones y hacerlo victorioso sobre el orgullo, la envidia y el egoísmo, es algo que sólo conoce el Espíritu; a nosotros nos basta con saber que así es, y será en todo quien desee, por encima de cualquier otra cosa, una obra tal en sí mismo, y que confíe en Dios para su realización.

Dice el apóstol: "Por la fe cayeron los muros de Jericó con rodearlos siete días" (Heb. 11:30). ¿Para qué se escribió tal cosa? Para nuestra enseñanza, "para que por la paciencia, y por la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza" (Rom. 15:4). ¿Qué significa? ¿Se nos llamará tal vez a luchar contra ejércitos armados, y a tomar ciudades fortificadas? No, "porque no tenemos lucha contra sangre y carne; sino contra principados, contra potestades, contra señores del mundo, gobernadores de estas tinieblas, contra malicias espirituales en los aires" (Efe. 6:12); pero las victorias que se han ganado por la fe en Dios, sobre enemigos visibles en la carne, fueron registradas para mostrarnos lo que cumpliría la fe en nuestro conflicto con los gobernadores de las tinieblas de este mundo. La gracia de Dios, en respuesta a la fe, es tan poderosa en estas batallas como lo fue en aquellas; ya que dice el apóstol:

"Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne, (porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas); Destruyendo consejos, y toda altura que se levanta contra la ciencia de Dios, y cautivando todo intento a la obediencia de Cristo" (2 Cor. 10:3-5)

 Patriarcas y Profetas PG. 178-179

Dios ha expuesto en su Palabra las condiciones de acuerdo con las cuales se elegirá a cada alma para la vida eterna: la obediencia a sus mandamientos, mediante la fe en Cristo... Es elegido el que tenga fe continuamente, y el que obedezca a cada palabra que sale de la boca de Dios... Los resultados de la redención serán únicamente para los que hayan cumplido las condiciones.  La entrega total del corazón es claramente una condición para la justificación. El corazón entero debe ser entregado a Dios, sin retener nada. Debemos decidir no continuar en desobediencia.

“La fe es esperar que la palabra de Dios cumpla lo que dice, y confiar en que esa palabra cumple lo que dice.”

Cristo viene por Su esposa (iglesia).  Nunca dijo que seria la que tenia buenas intenciones, la que intento y fallo.  No sera aquello que no tenia fe en que podía darnos la victoria.  No hermanos.  No sera una iglesia que guardo casi todos los mandamientos.   

Dios viene por Su pueblo.  Los que guardan Sus mandamientos y tienen la Fe de Jesús.  Sera Su pueblo triunfante sin mancha ni arruga ni cosa semejante.  Sera el pueblo que sabia que Dios cumpliría Su palabra y le daría la victoria sobre el pecado.   

ESTE SITIO FUE CONSTRUIDO USANDO